MILITANCIA Y JUVENTUD

Por Ayelén.
Militancia y Juventud; Juventud y Militancia.
¿Dos cosas que parecen ir de la mano o dos cosas que parecen antagónicas?
Todo depende desde que lado de la sociedad lo miramos.
Una relación sobre la que hay mucho para ver;
y muchos lugares desde donde mirarla.
Suele decirse que ha “mucho joven perdido”.
Los medios de comunicación, la resignación, el miedo de una generación cavando profundo y y la ausencia de otra, desaparecida, que no está para enseñarnos a amar la revolución.

Muchos jóvenes se han convencido de que de política es mejor no hablar, porque es aburrida, porque es “una mierda”, porque ¿qué solución posible existe si los padres que estudiaron para ser profesionales, hoy no tienen otra opción que el volante de un taxi? Que “la movida es otra”, dicen; hay que preocuparse por uno mismo, dedicar el tiempo de cada uno a un mejor futuro para todos es malgastarlo.

Pero hay, también, mucho joven que aún cree que una Patria Grande es posible; que sueña con una vida digna para todos y que confía en que el pueblo en la calle decide y que a “las masas pensando no las vencerán jamás”. Somos muchos los que recordamos lo que dijo una vez un soñador barbudo que “la juventud es la arcilla de la revolución”; y cada vez más, lo que pensamos que si el pueblo olvida su historia, está condenado a repetirla y que somos todos los que tenemos que levantar las banderas y unir las manos para salir adelante, para buscar un futuro inclusivo.

Hay muchos con el objetivo de que la Juventud se vacíe de esperanzas. Porque como dice una canción, “en estas tierras despojadas, la corona sigue acá, aunque vestida de moda, se esconde en su disfraz”. Y esa corona hecha moda cala hondo en la sociedad, despojándonos de costumbres, de sueños, de ganas.

No hay vanguardia iluminada que tenga que llevar por el camino correcto a la sociedad. No hay seres superiores que la tengan clara y que sepan mejor que el conjunto cual es ese camino. Es una tarea de todos construirlo, caminándolo juntos; con las manos y la voz como herramientas, ayudándonos a levantarnos cuando nos caemos y felicitándonos cuando avanzamos. Somos nosotros, y solo nosotros mismos, los que podemos encender esa llamita que tenemos dentro y que muchos se esfuerzan por apagar.

Ahora tenemos un lugar de confluencia, donde darle oxígeno a ese fuego interior para que siga creciendo y sumar a los que aún están apagados, para hacer un gran fuego que nos ilumine, que nos hermane y nos ayude a ver el camino que tenemos por delante.Por todo esto, te invitamos a que sumes tu llamita, participando de esto que, paso a paso, empieza a ser un gran fogón.

Juventud PSA en Proyecto Sur
Sarandí 56 - Capital

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